lunes, 14 de noviembre de 2011



Una comida compartida y un tráfico de caricias sin "stop". Una felicidad inmensa al ver esos ojos que me miran como si no existiera nada más, una mirada de niño única y una llama interna creada por dos pares de labios que se juntan con pasión. Sábanas desgastadas, un chirrido de colchón, cuerpo sudorosos de amor y de repente una parada en el tiempo... y el "te quiero" más bonito jamás dicho.


No hay comentarios:

Publicar un comentario